“Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel” (17:46).
“Jehová te entregará hoy en mi mano”.
El ungido con sus labios confiesa que el enemigo le será entregado ese día. Con sus palabras confiesa que Dios lo ponía en autoridad sobre su enemigo.
En Hebreos 11:1 leemos: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. La fe siempre está segura de lo que espera, convencida de lo que no se ve. La fe llama las cosas que no son como si fueran.
Pero la fe siempre opera basada y respaldada por la Palabra de Dios: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (He. 11:3).
La fe siempre le cree a Dios y a lo que Él dice en su Palabra. Fuera de la Biblia no se responde en fe, sino en presunción. La presunción es siempre una apariencia de fe falsa.
Por medio de la fe el creyente actúa y habla. Se necesita fe para ponernos de acuerdo con Dios. El ungido es una persona que tiene y comunica fe.
“Y yo te venceré, y te cortaré la cabeza”. Notemos que el ungido habla victoria. Su mentalidad es positiva. Su mensaje es positivo. Sus palabras son positivas. Su naturaleza es positiva.
El ungido siempre confiesa los resultados. No declara fracasos, declara triunfos. No se ve derrotado, sino victorioso. No se ve con la cabeza cortada por el enemigo, ve al enemigo con la cabeza cortada por él. Sabe muy adentro de su corazón que es un instrumento de Dios y que forma parte de un plan divino. Sabe a quién le ha creído y por qué le ha creído.
“Y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra”. David al ejercitar su fe lo hacía en presente: “Jehová te entregará hoy en mi mano”. “Y daré hoy”.
La fe es para “hoy” y la esperanza es para “mañana”. La fe recibe “hoy” y la esperanza recibirá “mañana”. La fe se goza “hoy” y la esperanza se gozará “mañana”.
La fe del ungido es presente, lo mantiene activo, le hace declarar lo que quiere que suceda “hoy”. La fe provoca milagros. ¡Tenga fe en Dios! ¡Tenga fe en la Palabra de Dios! ¡Tenga fe en lo que usted dice de parte de Dios!
“Y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel”. Con su fe, el ungido busca que Dios sea glorificado y alabado en todo lugar. Cuando el ungido actúa con fe, los que lo ven tienen que reconocer que la mano de Dios ha estado detrás de todo esto. El Director Ejecutivo es Dios y el ungido simplemente ha recibido una parte para actuar.
Por lo tanto, el mérito no es del ungido sino del que lo ha montado todo: el Dios Todopoderoso. El ungido debe ser humilde en su espíritu. Dios sin él o ella sigue siendo Dios; pero él o ella sin Dios es nada. ¿Qué significa “nada” en griego? Para los que viven fascinados por los originales bíblicos, “nada” en griego es “nada”. Y “nada” somos sin la presencia y el favor de Dios en nuestra vida.