Al volver la vista atrás a mi vida y veo
las cosas que tú has hecho por mí, estoy profundamente agradecida. Gracias por
los queridos cristianos que guiaste a orar por mí en tiempos de necesidad. Tu
amor y sus oraciones me han fortalecido. Debido a todo lo que has hecho, no
temo al futuro. Me has dado un espíritu de poder, amor y dominio propio. No
temo hablarles a otros de ti porque te amo y quiero que todos conozcan tu amor.
Gracias por la manera en que me salvaste y por tu poder que me ayuda a vivir
una vida santa. En todas las incertidumbres que me rodean, confío en ti, creo
en ti, y sé que tú guardas todo lo que hago.